Se cumplen dos años de operación del Tren Urbano y es lamentable que transcurrido ese tiempo, aparte de los años que tomo su construcción, aún no se haya podido integrar efectivamente el transporte colectivo del país para que el pueblo obtenga el mayor beneficio de uno de los proyectos de infraestructura más caros de nuestra historia reciente.
La costo-efectividad de este proyecto y la posible justificación de su alto costo para el país se basa en que sea una alternativa real para el transporte masivo, pues todos sabemos que contamos con un pésimo sistema de transportación y planificación urbana. Sin embargo, aún el Tren Urbano no ha podido constituirse en una alternativa real de transporte para los ciudadanos pues su uso está por debajo de las expectativas iniciales y siguen confrontando problemas para integrar los medios de interconexión, que son indispensables para que el engranaje total del transporte funcione adecuadamente.
Urge entonces un análisis racional de este asunto ya que estamos hablando de un proyecto que costó aproximadamente $2,250 millones de dólares, cuyo estimado inicial de uso se quedó corto por casi 50,000 personas ya que sólo lo están usando aproximadamente 32,000 y se estimó su uso en 80,000 personas, y sólo genera ingresos de $11 millones cuando el costo de su operación para el país es de $106 millones de dólares.
Todos los que utilizan diariamente los medios de transportación masivos, y aquellos que desearían hacerlo pero que no se animan, conocen sobre el pésimo estado en que se encuentran los medios de interconexión de pasajeros con las estaciones del tren. Nos referimos, por ejemplo, a las lanchas de Cataño, el que se haya descontinuado la ruta de la lancha del Acuaexpreso en Hato Rey, la falta de fondos, continuas averías y el pobre mantenimiento que reciben las guaguas de la AMA, la pobre coordinación entre las rutas de la AMA, la inexistencia de acuerdos con los taxistas y los porteadores públicos para aumentar el flujo de clientela al tren, entre otros.
Desde nuestra oficina hemos realizado varias gestiones y ofrecido sugerencias a funcionarios para ayudar a nutrir de pasajeros el tren. Entre estas se encuentran recomendar que se establezcan alianzas de cooperación con los municipios de Cataño y Bayamón para transportar pasajeros a la estación a través de ‘trolleys’; acercamientos a varias instituciones universitarias en Bayamón para que mediante ‘trolleys’ y nuevas rutas de porteadores ampliar el volumen de estudiantes que usan el tren; radicamos la R de la C 5836 para investigar porque se descontinuó el viaje de la lancha de Acuaexpreso que conectaba el Viejo San Juan, Cataño y la estación de Hato Rey cercana al Coliseo de Puerto Rico; y nos reunimos con directivos de la AMA para recomendar el rediseño de rutas con guaguas más pequeñas en zonas neurálgicas del área metropolitana.
Todo ello con la intención de que veamos la transportación masiva como un todo, no de forma fragmentada, y ese todo incluye los medios terrestres y los medios marítimos. El funcionamiento efectivo de todos los medios- tren urbano, guaguas de la AMA, taxis, porteadores públicos y lanchas- es lo que va a garantizar el éxito del Tren Urbano y revertir la costosa inversión pública en él. De otra forma, estaremos subsidiando permanentemente un elefante blanco del que no ha podido obtenerse el máximo beneficio posible para el pueblo de Puerto Rico a pesar del millonario gasto público que se invirtió en esta obra de infraestructura.
jueves, 7 de junio de 2007
TREN URBANO
Publicado por
Víctor García San Inocencio
en
19:03
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