Al comienzo del cuatrienio, el gobernador Acevedo decidió que conformaría un gabinete joven. Fue de esta forma que cobró vida un gabinete tierno, tan carente de madurez política e institucional que no le tomó mucho tiempo echar por la borda lo poco que quedaba de gobierno colonial. Así fue que dio comienzo la catástrofe. Lo que no atisbábamos entonces era que detrás de esa fachada de innovación se urdía -siempre bajo la manga- un plan sencillo y ambicioso: convertir en figurones a los figurines del gabinete. Se darían a conocer a expensas del erario vía el relacionismo público para luego convertirlos en candidatos clonados de una ideología muerta dentro de un status igualmente insepulto. Así se forjó la trampa del trampolín donde varias secretarías baratarias se convertirían en comités de alcancía pepedeísta y en cunas de candidaturas. No en balde, durante dos cuatrienios seguidos se mantuvo la postura contradictoria por el PPD de que un puñado de miembros del gabinete no debía participar de actividades partidistas pero que más de un centenar de jefes, incluso los jefecillos novatos, sí podían seguir haciéndolo. Pudo más nuevamente el interés dándosele marcha al Objetivo Trampolín. Como sabemos, la colonia es el centro y la madre de todas las relativizaciones. Por eso a nadie debe extrañarle que el Gobernador no encuentre contradicción alguna entre ser secretario del DACO y Administrador del abatido Sistema de Retiro y ser electo a un puesto en la Junta de Gobierno del PPD. Como tampoco debería extrañarle a nadie que se pretenda por el Gobernador colonial dejar en sus puestos trampolinescos "hasta diciembre" a esos dos miembros de la Junta de Gobierno del PPD y bajo la tesis de "más barato por docena" agregar a mano al Secretario de Recreación y Deportes. A lo mejor es mucho pedirle al Gobernador cashito que comprenda la maraña de conflictos éticos que apareja dirigir una agencia, prestar servicios a miles de personas y fiscalizar a cientos de contratistas algunos de los cuales podrían ser contribuyentes a campañas o colaboradores cercanos. Pero para ver si lo entiende preguntémosle: ¿Qué no hubiese hecho un Víctor Fajardo si aparte de recoger dinero a título personal y para el PNP, hubiese podido ser candidato al mismo tiempo que Secretario de Educación? Por otro lado, ¿cómo sabrá un ciudadano a qué interés responde un secretario de gabinete que sea candidato? ¿Responderá a título personal, del partido o del país? Queda claro que es un asunto de moral elemental. Aquellos que siendo secretarios quieran aspirar o presentar candidaturas entre el primero de junio y el primero de agosto tendrán que renunciar a sus cargos. Pues se les ha frustrado la trampa de utilizar las Secretarías como trampolín pagado con fondos públicos para adelantar candidaturas electivas.
jueves, 31 de mayo de 2007
LA TRAMPA DEL TRAMPOLIN
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1 comentario:
Creo que es un buen inicio!!! Ahora hay que fomentar el debate crítico.
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