Se nos está yendo la gente. Más allá de los juegos de palabras, los circunloquios o los simples balbuceos de los libretistas de oficio la realidad es que se están marchando de Puerto Rico todos los meses miles de personas. El cálculo más conservador es de 30 a 35 mil personas al año. Algunos llevan la cifra a mil por semana.
Que Puerto Rico sea una de las naciones con más emigrantes no debe extrañnarle a nadie. El supuesto desarrollo de este enclave colonial fue posible en parte debido a la emigración masiva provocada por la pobreza, la falta de oportunidades y el estímulo gubernamental. Por eso muy pocos países en el mundo, ni siquiera los devastados por guerras civiles o por otros conflictos pueden "competir" con Puerto Rico en la estadística trágica del desplazamiento de su población.
El costo de tener a la mitad de su gente en un país extranjero --- cifra inconcebible en el mundo de hoy--- es por decir lo menos, catastrófico para nuestra sociedad, para nuestra nación. Ese costo es sin duda una consecuencia del colonialismo y puede medirse de muchos modos.
Este desplazamiento supone afectivamente la separación o ruptura de cientos de miles de familias; el sacrificio de millones de puertorriqueños al tener que intentar adaptarse a un lugar que resulta muy frío de muchas maneras y plantea a veces con carácter permanente, la pérdida de enormes recursos humanos, de grandes talentos que en lugar de poder contribuir a enriquecer la calidad de la vida y la producción del país emigran para enriquecer al otro.
Si bien es cierto que la emigración puertorriqueña es un proceso de todo el siglo veinte y que hubo años cuando se desplazaron igual número de personas que en la actualidad; hay una realidad muy diferente hoy... La reducción dramática en la tasa de natalidad, la caída en un 25% en el número de nacimientos de los pasados cinco años y el fenómeno de que Puerto Rico ahora parece ser más bien puente de tránsito de otras emigraciones caribeñas, presentan un hecho inédito: nuestra población no está creciendo y parecería que residirán en Puerto Rico menos personas para cuando concluya el próximo censo decenal.
Las consecuencias de este desplazamiento para el desarrollo del país son mucho más negaticas de lo que algunas personas creen. Tomemos el ejemplo del número de profesionales que emigra que parecería ser el más alto de todos los tiempos. Cientos de ingenieros, enfermeras y administradores se han sumado a esta ola migratoria anual. El país invierte cientos de millones de dólares en su preparación escolar y universitaria y no se pueden quedar aquí produciendo y mejorando al país, pues la economía colonial no les provee oportunidas.
He conversado con los presidentes de diferentes colegios profesionales que me confirman con gran preocupación el aumento dramático en el número de profesionales que se están mudando del país aunque la mayor parte siga afiliándose a sus colegios profesionales aquí.
No parece haber una sola profesión en donde no se haya precipitado este patrón. Lo mismo está sucediendo en el ámbito comercial. Muchos pequeños y medianos comerciantes están liquidando o cerrando sus negocios porque ya no rinden igual. La recesión económica que ya lleva un año y que se proyecta profundizándose abona a esta emigración sin precedentes.
La mayor parte de quienes se han incorporado a este desplazamiento poblacional masivo son jóvenes. Ello presenta un reto todavía mayor. Pues la edad promedio de nuestra población sigue aumentando lo que sumado a lo que ya es un hecho -que ni siquiera el promedio de hijos por familia llegue a dos- complica enormemente la capacidad del país de tener eventualmente una población joven que pueda sostener a una población de personas mayores de 65 años.
La emigración y la no sustitución de la generación actual nos sitúa ante un problema nunca antes visto en el país. Posible estancamiento con decrecimiento poblacional y un aumento dramático en el tope de la pirámide poblacional de edad.
Pero no es sólo el desplazamiento físico, el cambio de lugar (país) el único que nos afecta y compromete nuestro futuro como sociedad y como nación... Hay otros desplazamientos que nos están golpeando fuertemente pues trastocan la realidad y la estabilidad de las personas. Se calcula que las ejecuciones de hipotecas sobre viviendas por lo menos se duplicará este año llegando a un número record. La información surgió hace dos semanas y se está examinando por los bancos con mucha cautela pues además de ser un fortísimo indicador de la situación recesionaria junto con las quiebras, presenta un patrón muy raro en Puerto Rico.
Distinto a otros mercados en Puerto Rico el pago del préstamo hipotecario de la vivienda es algo practicamente sagrado. El hecho que se vayan a duplicar las ejecuciones es una bandera roja de alerta sobre lo que está pasando.
Consulte con algunas personas en el negocio de compra y alquileres de vivienda y me aseguran que el mercado esta "aguantado" y que en muchas áreas -cuando se vende- se está vendiendo por debajo del precio de tasación. Algunos coincidieron en que se está dando un fenómeno "nuevo" que consiste en personas que venden su hogar, pues no pueden pagarlo, para irse a vivir a casas alquiladas, en lo que se marchan del país. Otros venden y empacan para irse al extranjero.
Me comentan estos especialistas que "están en la calle" que los desarrolladores "se están comiendo un cable también", pues mientras no se completa la venta de proyectos absorven enormes costos. Hay otras personas que también las han pasado muy mal. Algunos de esos desarrolladores han pretendido y han utilizado al gobierno para que les ayude a adquirir terrenos por vía de la expropiación, para hacer viviendas costosas.
El truco que ha sido avalado por el Tribunal Supremo de Estados Unidos, lo que no tendría que ser igual aquí, consiste en conseguir que el gobierno expropie las residencias de comunidades pobres o de recursos moderados que están en lugares céntricos, para arrasarlas y hacer condominios nuevos. Al expropiado se le da una suma que resulta del todo insuficiente para adquirir una vivienda nueva y se le quita no sólo su casa, si no su comunidad histórica, sus redes de apoyo, sus vecinos, amigos y parientes que vivían cerca. Todo este desplazamiento descarado e insensible lo posibilita el abuso del poder de expropiación del gobierno estatl, cuando no, del gobierno municipal.
Esta tendencia que sucede en muchos municipios la hemos combatido desde las oficinas legislativas del PIP presentando resoluciones investigativas, coauspiciando enmiendas a leyes y brindando apoyo comunitario. Varias comunidades de San Juan, Guaynabo, Carolina, Loíza y Mayaguez, entre otros municipios, son ejemplos de este otro desplazamiento que objetamos y que combatimos.
En uno de los casos más descarados -la comunidad San Mateo de Cangrejos (detrás de Minillas y el Museo) el Departamento de la Vivienda a nombre de la revitalización de Santurce, dejó sin vivienda a quienes residían allí, por lo que tuvieron que irse con sus pertenencias a otra parte. Algunos pasaron de ser dueños de su humilde techo a inquilinos. Otros han tenido que hipotecarse de nuevo tarde en sus vidas. Todo por el "progreso".
Culmino esta primera parte con la descripción de otro tipo de desplazamiento. Me sucedió hace unos días y me pareció doloroso. Me encontré con un pequeño comerciante trabajando en una mega tienda de artículos de ferretería. Me extrañó muchísimo porque muchos años fue dueño de su propia pequeña ferretería. No sin algo de pena, me dijo que tuvo que cerrar el negocio y llegar a trabajar "con la competencia" (la misma que lo desplazó, pensé). "Entre las contribuciones, el IVU, la economía y el gobierno me mataron el negocio", me dijo. Para agregar "Estoy pensando irme a Orlando".
Su caso no es distinto al del ex-dueño de farmacia a quien me encontré a las afueras de otra megatienda. "Trabajo aquí ahora en el despacho de medicinas, cerré la mía". Cuando cerró su Farmacia dejó sin empleo a otras siete personas. "Tenía que cerrar o me iba a la quienra",dice. "Ya estoy viejo para empezar de nuevo", me dice con resignación.
Oigo estas historias con mucho coraje. Pues la llamada competencia que genera estos desplazamientos tiene todas las ventajas que nuestro ordenamiento le da, mientras se las niega al ex-ferretero y al ex dueño de farmacia. Exenciones contributivas a granel, incentivos, permisología en bandeja de plata y sistemas de compras gubernamentales dirigidas entre otras.
Nunca fue más desleal la competencia que le han hecho en el caso de estos honrados trabajadores. Los magnates compiten de la mano del gobierno. Un gobierno que también es cómplice de este otro tipo de desplazamientos.
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