lunes, 10 de marzo de 2008

CALCULOS QUE HIEDEN

En otro de esos cálculos suyos que hieden, el Gobernador le asesta nuevamente un golpe a la libertad de expresión y asociación pretendiendo borrar de un manotazo a la Federación de Maestros.

Valiéndose de una decisión retrógrada de una mal llamada Comisión del Trabajo para el Servicio Público, la administración popular ha conseguido por el momento descertificar a la Federación de Maestros. Una resolución de 48 páginas, tributo a la orfandad de fundamento, sirve de guillotina y verdugo cómplice a la administración manipuladora del señor Acevedo Vilá. No debe extrañarnos, pues hace veinte años cuando era imberbe, con precoz vocación manipuladora, escribió como asesor del entonces gobernador Rafael Hernández Colón un curioso memorando aduciendo el carácter manipulable de los sindicatos. Hoy, aquel asesor, ahora gobernador, protagoniza su propio libreto febril en un drama que entra a su cuarto año con este pretendido descabezamiento a la Federación de Maestros de Puerto Rico.

Como sabemos, Acevedo Vilá por medio de la manipulación ha querido dividir el sindicalismo en dos campos. Por un lado está el sindicalismo bobo o dócil representado por seudo líderes que aplauden y abrazan impuestos permanentes como el IVU a cambio de reconocimientos y migajas. Por otro lado, está el sindicalismo vertical y de denuncias a la corrupción administrativa, a las contribuciones explotadoras, al régimen de privilegios corporativos, es decir, el sindicalismo que no se cansa, ni se rinde, ni claudica. A este último grupo pertenece la Federación de Maestros, quien ha prevalecido en las urnas frente a una asociación de corte y manufactura patronal aliada de facto al PPD y a su Gobernador en la agenda divisiva del precoz libretista y hoy actor manipulador Acevedo Vilá.

Para la Federación de Maestros, la fórmula del Gobernador es nuevamente la del cierre. Así como cerró el gobierno por dos semanas -ilegalmente y a la cañona- quiere cerrar el sindicato; cerrar la negociación largamente dilatada por su administración; cerrarle el paso a más de dos mil líderes del magisterio proscribiéndolos de actividades sindicales.

Se trata de una visión muy consecuente contra el sindicalismo crítico al cual hay que amordazarlo a como dé lugar, aunque el precio a pagar sea la demolición del edificio de la libertad de expresión y asociación (el único edificio que Acevedo Vilá está dispuesto a demoler).

El antisindicalismo encarnado en la descertificación de la Federación de Maestros no es distinto en su naturaleza a otras fechorías antisindicalistas de Acevedo Vilá y su administración. Va para tres años que se acordó una negociación entre la AAA y la Unión Independiente de la AAA y la administración se obstina en no firmarlo. Del mismo modo fuimos testigo de la fracasada fabricación de un caso de terrorismo contra la UTIER cuando a la Autoridad de Energía Eléctrica se le quemó la termoeléctrica de Palo Seco.

La Ley 45 del 1998 prohíbe la huelga. Usted no puede irse a huelga y marcharse a promoverla. Ese mandato de la ley, a mi parecer incorrecto y cuestionable desde el punto de vista constitucional, ha sido interpretado ilegal e inconstitucionalmente por la Comisión del Trabajo en el Servicio Público como una autorización para castigar aún antes de una huelga a la matrícula de un sindicato que la apoya en Asamblea.

Es decir, castiga por abogar por un método de lucha sindical, castiga por debatirlo y expresarse a favor de ese método, castiga a sus funcionarios y delegados por manifestarse a favor de una huelga aunque no haya habido la tal huelga. De paso, castiga a toda la matrícula del sindicato por deliberar o votar la cuestión incluyendo a los que no intervinieron y a los que no asistieron a la Asamblea.

Se trata del Cadillac de la represión sindical, de una mordaza dorada, de la vuelta a la Ley de la Mordaza y con extras tan detestables a una decisión jurídica como una orden de proveer listas de delegados, y como la publicación de un edicto con el texto de la masacre de 48 páginas.

Independientemente de que formemos parte o no de un sindicato o asociación, todos los puertorriqueños tenemos la obligación de protestar contra la resurrección de la Mordaza. Todos los que hayamos participado de o nos hayamos beneficiado de los casos que restituyeron parcialmente la libertad de expresión en Puerto Rico, tenemos que combatir la decisión a la carta a favor de Aníbal Acevedo Vilá y su política antiobrera, y en contra de los derechos de todos los puertorriqueños.

Si la Comisión del Trabajo en el Servicio Público no reconsidera y revoca su determinación, los custodios judiciales tienen que hacerlo señalando los excesos y desbordamientos de un error craso. Mientras tanto, el pueblo de Puerto Rico tiene que prepararse para resistir esa embestida que hace retroceder al país más de medio siglo.

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